viernes, 12 de febrero de 2021

TODOS SOMOS ASÍ. EN RECUERDO DE SEBASTIÀ 'SEBASS' SOSPEDRA




Conocimos a Sebass a finales de los 90, en aquel festival que impulsábamos en nuestros barrios, la Marató de Rock al Casc Antic. En una de las últimas ediciones organizamos algunos sets en la sala Màgic, y allí vinieron Quién mató a Brian Jones, la banda de tributo a los Rolling Stones que llevaban Sebastià y Delfí Fernández, es decir, la eterna sección rítmica de Los Salvajes. El concierto empezaba con una buena lista de versiones de los Stones, pero el repertorio “degeneraba” sin remedio en el repaso de los grandes éxitos de los Salvajes. Puede que fuera ahí, aquella noche, cuando Sebass (y también Delfí) firmara mi ejemplar, heredado de la familia, del EP “La neurastenia”. 



(Foto Xavier Mercader)



 O puede que fuera unos años más tarde en la Estació de França donde, en el marco de la Fira del Disc de Jordi Tardà, se presentaba la reunión de la formación original de Los Salvajes (Gaby Alegret, Delfí, Francesc Miralles y Sebastià, que Andy no pudo estar). Era una inusualmente fría mañana de otoño en Barcelona, con la nieve invernal que se puede ver en el videoclip. Todos los Salvajes lucían elegantes y modernos como en los mejores tiempos. Sebass iba vestido de negro riguroso con unos guantes blancos que solo se quitó para tocar una vez más su eterno Jazzbass rojo y negro. 


Pero…viajemos hacia atrás como Tarantino. Los Salvajes se formaron en el Poble Sec, pero Sebass “bajaba” cada día de ensayo o actuación en el Pinar en el metro desde la Torrassa (L’Hospitalet) cargando su bajo, aunque en alguna de las primeras fotos se le vea con una guitarra. Era uno de los primeros yeyés, esos a quien tomaban por ingleses, con sus pantalones de sastre bien arrapados al muslo, su jersey a rayas y sus crecientes patillas y flequillo beatle. Arrasaban en el Pinar, causando estupefacción entre colegas como Los Sirex y Los Mustang, y arrasaban también en las noches explosivas de aquel Maresme de los primeros 60 que, en pleno franquismo, ya era “lliure i tropical”. Tanto arrasaron que un germanocalellense los rescató para llevarlos por garitos de la Alemania rural y urbana. Allí siguieron los pasos de The Beatles y todas las bandas británicas y aprendieron todos sus trucos, incluyendo conseguir un sonido áspero de Rythm’n’blues y esconder al Delfín menor de edad en los sótanos de los clubs igual que al pobre ‘Little’ George Harrison.
 

De regreso a Barcelona, no tuvieron dificultad en conseguir contactos discográficos en una ciudad condal donde los sellos grandes y pequeños florecían sin parar. Se convirtieron en los adaptadores casi oficiales de The Rolling Stones, igual como los Mustang lo fueron de The Beatles, convirtiendo en hits “Satisfacción”, “La neurastenia” o “Algo de títere” antes que los originales de los de los londinenses. Aunque ellos quizá hubieran disfrutado más con un “Mi generación” o un “Los chicos están bien” de The Who. En paralelo, hicieron crecer y funcionar su propia cosecha: “Las ovejitas”, “Soy así”, “Es la edad”, “Mi bigote”… Y se atrevieron con el soul, con Nancy Sinatra, con los Bee Gees, con el incipiente “sonido chicle”… Hasta 1970 no pararon de entregar singles, EP’s y un LP recopilatorio impresionantes, e incendiaron las noches barcelonesas y de más allá. Había entonces decenas de conjuntos buenos en Barcelona, pero ninguno llegó a toserles, ni siquiera Los Cheyennes. En los 70 Gaby montó nuevas formaciones de los Salvajes más escoradas al hard rock que al soul o al garaje, mientras Sebass pasaba un par de temporadas en Lone Star, con Pere Gené, Joan Miró, Masdéu… Ahí dejó sus melenas y barbas y su huella salvaje, pero no tembló ante los vuelos jazzy de la Estrella Solitaria. Cuando los 70 ya olían a cambio, lastimosamente no se pusieron de acuerdo a tiempo para participar en el festival “Hasta Luego Cocodrilo” de Gay Mercader, y no subieron al escenario con Sirex, Mustang y Gatos Negros. El momento no había llegado aún. 
 
Y... de nuevo al principio, también como Tarantino.  El reencuentro con Delfí (si es que alguna vez se perdieron) en Quién Mató a Brian Jones, y los Lone Star Revisited. Y, ahora sí, la reunión de los Salvajes para una buena temporada de sesiones revival y festivales mod. Seguro que a Delfín y a Sebastià les supo a poco, así que siguieron juntos. En algún momento la marcha de Andy trajo tristeza a la familia. Pero con la ayuda de Carles Fonollosa y Luis Barbero de Los Pasantes, además de Julián Moreno, uno de los guitarristas sustitutos cuando llegaban las milis, armaron la Delfín Fernández Band, con la que siguieron defendiendo la leyenda real del conjunto más garajero y, a la vez, moderno, de aquella vieja Barcelona gris que luchaba consigo misma por el pop y el rock’n’roll, y los colores, y por ser eso mismo, moderna para siempre. Siempre con nosotros, Andy y Sebass. Seguimos siendo así.


(Mucho más en “Los Salvajes y yo” (Gaby Alegret, Ed. Lenoir, Bcn 2007) y en “Es la Edad. Tocando los tambores con los Salvajes (Delfín Fernández, Ed. Chelsea, León 2020)


domingo, 30 de enero de 2011

Mustang 2o. poema ¿SOLEDAT?

¿SOLEDAT?

La soledat te mata, dizes.
Sí, nina, sí, de pistón.
No quiero pas faltar-te,
ben el sabes,
pero yo me’n jodo,
de la soledat.

Diz el marinero
(¿Ba n’i aber mai
un marinero que charrase aragonés,
u ban estar,
como en la nobeleta de Chusé Inazio,
nabaters rezicllaus?):
‘No soi pas solano,
soi con la mía pipa.’
Semellant dirá el pastor,
‘no soi pas solano,
soi con el mío fumarret
y con el mío pinfano,
que fa mosica
solo con que le faigas dos fiestetas
y le i metas aire.
Y con el prau berde,
plleno a caramull de fllors bllancas.
Y con el cochet d’atura,
que bate la coda cuan el grito.
Y con las güellas,
que minchan quietas al mío costau
como si se i posasen pa que las dibuixasen
en un mapa economico:
“GANAU OBINO N’ARAGÓN”.’

Soy con yo y con el mundo,
digo yo tamé.
Soi con las mías guitarras,
que ban como el pinfano
pero no les cal ni aire.
Las fiestetas y prou.
Soi con es risos d’es amigos y las amigas,
encara que seigan de fa dos días
u falten dos días pa que i tornen.
Soi con el sol que me calenta y,
de cabo cuan,
me crema.
Y con las estrellas que
bailan el Ball Plla con la lluna
i me i conbidan.

¿La soledat mos mata, dizes?
Sí, nina, sí. ¡De pistón!
La soledat no mos mata pas.
La unica cosa dolenta de la soledat
é que no i és.

Mustang 1er. poema LA TUFA D'ERROL FLYNN

LA TUFA D’ERROL FLYNN

No quiero que te m’en baigas
ascape y con tristura
y mala leit.
Te quiero zerqueta,
empllego la tuya riseta de zagal enredador
y la tuya tufa d’Errol Flynn,
bllanca u negra, igual me tiene.
Aguantaré es carrañazos
a cambio del brillo d’es tuyos güellos.
Empllego la tuya rasmia d’ombre zereño
y es tuyos ziribeques d’ombre bueno.
Te quiero con yo,
Con nusotros.
Empllegam la tuya mirada.

Mustang (Una zarpadeta bersos d'amor y belatros satelites) Poemario n'aragonés ribagorzán. Primeras paxinas

Alberto Lamora

MUSTANG
(UNA ZARPADETA BERSOS D’AMOR Y BELATROS SATELITES)





























































Murillo Liena/Barcelona, 2009





PA….
Mi pare, que m’ha dau la llengua y tot, y quiero sentir-lo siempre al mío costau.
Mi mare, que m’ha dau la llengua y tot.
Es míos chermans, que siempre asperan més de yo.
Ánchel Conte y Manuel Castán, es míos mayestros, que me ban trobar la llengua en dentro de yo.
Joe Ely, The Beatles, La Ronda Boltaña, Pi de la Serra, Born, Melisa Etheridge, Lou Reed… que he amprau bels trozez de las suyas artes.
Tu, que me leyes con més u menos anglluzia.
TU.

José Antonio Labordeta: Discos y canciones (discografía comentada). Este artículo iba en el monográfico "Un hombre sin más" incluído en el boletín n.450 del Centro Aragonés de Barcelona (www.centroaragonesdebarcelona.org) pero quedó fuera por falta de espacio

JOSÉ ANTONIO LABORDETA: DISCOS Y CANCIONES




Andros II

(1968). E.P. (Disco pequeño a 45 r.p.m. y con cuatro canciones) publicado en un pequeño sello discográfico de Barcelona, y secuestrado por la censura franquista. Incluía Los leñeros, Los masoveros, Requiem por un burguesito y Las arcillas. Se reeditaría posteriormente junto al poemario Cantar y Callar (1971). Vislumbra ya la querencia de Labordeta por la combinación de tradición y canción de autor via folk-song americano, junto al influjo definitivo de la Chanson francesa. Woody Guthrie y Georges Brassens para una nueva tradición aragonesa.


Cantar i callar (1974). Grabado en Barcelona y editado por la discográfica catalana Edigsa, impulsora de la Nova Cançó Catalana, en la prestigiosa colección Le chant du monde. Incluye tres canciones del EP anterior y añade sus primeros himnos, Aragón y La vieja, además de El poeta, dedicada a su hermano Miguel. En el interior de la carpeta puede leerse el texto Benvingut José Antonio Labordeta! del valenciano Ovidi Montllor. La voz dura y los guiños brassensianos ya son una constante que no desaparecerá.

• Tiempo de espera (1975). Grabado en Madrid y editado por Movieplay (luego Fonomusic). Empieza la colaboración de Alberto Gambino. Se desarrolla el retrato definitivo del Aragón contemporáneo: la dureza de la vida rural, la emigración, la lucha por la democracia. Cada canción es un clásico, pero las Meditaciones de Severino el Sordo se convierten en su gran éxito popular y pasa a la conciencia colectiva más allá de Aragón junto al Canto a la libertad, que forma ramillete con L’estaca, Al Vent, Tiene que llover y tantos himnos que auguran tiempos mejores después del franquismo. En las Españas, la llamada “canción protesta” es Canción Esperanza.

Cantes de la tierra adentro (1976). Se completa la gran trilogía labordetiana, de la mano de gemas como …El milagro de Lamberto y Rosa, Rosae. La temática amorosa se instala también en el universo creativo de Labordeta con Canción de amor, con jota incrustada (Dejádmelo decir: Es mi favorita).


• Labordeta en directo (1977). Varios años de carretera, “recitales” en ciudades y pueblos, quedan resumidos en estas dos grabaciones en teatros de Huesca y Zaragoza. Junto con Gener del 76 de Lluís Llach y El Recital de Madrid de Raimon, testimonio sonoro de una época.


• Que no amanece por nada (1978), Cantata para un país (1979). Labordeta sigue adelante. Brillan las Crónicas de Paletonia , Nana para dormir a un niño en la montaña y un nuevo himno, la Albada del viento.

• Las cuatro estaciones (1981). Ya van apareciendo los grandes recuperadores del folk aragonés (Hato de Foces, La Orquestina del Fabirol, Val d’Echo…), pero Labordeta quiere contribuir a difundir la tradición recreándola con nuevas letras.

• Qué queda de ti, qué queda de mí (1984). Como buen maño, intenta reconciliarse con su origen urbano y vestir sus canciones con arreglos más completos, con importantes colaboraciones de Manel Camp y Toni Xuclà, aunque siguen apareciendo los grandes himnos como Somos.


• Aguantando el temporal (1985), Qué vamos a hacer (1987), Trilce (1989). El mundo urbano de Labordeta quiere seguir creciendo y se junta con su desencanto de observador y político con las decepciones de la transición. Banderas Rotas es su confesión más descarnada. Lástima de algunas producciones y arreglos fallidos, aunque José Antonio resiste ofreciendo maravillas como Zarajota blues y Joven Paloma.

• Paisajes (1997). La reconciliación con la obra musical grabada. El Corrido de Francho Blas y la Habanera Baturra hacen volver a brillar a José Antonio como gran escritor de canciones. Colabora en este CD el cantautor pop zaragozano Gabriel Sopeña.

• Con la voz a cuestas (2001). Última creación en disco. Canciones y poesía. Incluye No deixez morir a mía boz de Ánchel Conte.

• Recopilaciones, regrabaciones y otros directos: Tú yo y los demás (1991),Canciones de amor (1993), Recuento (1995). 30 canciones en la mochila (2001).
• Labordeta participa en el homenaje a él mismo de varios grupos y solistas aragoneses Labordeta, nueva visión (1999) y colabora con otros artistas como Gabriel Sopeña (Mai, de Ánchel Conte) e Ixo Rai! (Un país). También ha participado en discos colectivos como Cantautores aragoneses en concierto (2006) y ¡Vayatrés! (2009) con Joaquín Carbonell y Eduardo Paz de La Bullonera.
Alberto Lamora